El Vía Crucis da testimonio del sacrificio de Jesús, en el que todo es perfecto: el amor que lo inspira, y la libertad con que la cumple. La libertad con la que Jesús da su vida es total. Y esa es una de las más admirables perfecciones de su sacrificio, uno de los aspectos que tocan más profundamente nuestro corazón humano. “Dios amó al mundo al punto que le entregó su Hijo único”.
Como todos los viernes de Cuaresma, rezaremos el Vía Crucis recorriendo las calles de Sevigne, partiendo a las 18, de la capilla San José Obrero y regresando a la misma, donde se celebrará la Santa Misa. Invitamos a todos los que deseen unirse a nuestra oración.