El general Carlos Presti asumió hoy como ministro de Defensa en una ceremonia en la Casa Rosada de la que participó en su uniforme de militar en actividad, un gesto que conforma el retorno de las Fuerzas Armadas a la mesa política del gobierno y completa la maniobra de Javier Milei en un ítem espinoso de la “batalla cultural”.
Milei le tomó juramento a Presti -ante la atenta mirada del embajador de Estados Unidos, Peter Lamelas- y se fundió con él en un estrecho abrazo: “¡La vamos a romper toda! ¡Vamos, carajo! Gracias general ”, le dedicó el presidente al nuevo ministro en el momento cúlmine de una ceremonia de la que también participó el ahora diputado Luis Petri, su antecesor.
“Agradezco al presidente por la confianza depositada en mí para liderar el Ministerio de Defensa. Hace dos años, el presidente en su carácter de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas confiaba en mí la tarea de encabezar al Ejército Argentino, desde donde devolvimos a la institución el reconocimiento y prestigio que identifica a la Nación. Ahora, desde el Ministerio de Defensa y continuando la misión encomendada por el Presidente, seguiremos trabajando en construir un instrumento militar digno del rol protagónico que la Argentina tendrá en el mundo”, manifestó Presti tras la jura a través de un breve comunicado en X.
Presti es el primer militar en asumir en Defensa desde la recuperación de la democracia tras la dictadura, en 1983. De esa manera se quebró el consenso implícito que reservaba el cargo para un civil, a raíz del rol político central que las fuerzas armadas tuvieron en la aplicación del terrorismo del Estado.
El nuevo ministro, además, es militar en actividad: antes de asumir solo pasó a “disponibilidad” y no ha retiro, como pedían sectores de la oposición bajo el argumento de que hubiese sido lo que corresponde para evitar el doble rol de autoridad política sobre las fuerzas y miembro de esas mismas fuerzas armadas.
Pero el gesto de Milei al designar a Presti va mucho más allá: intenta ser parte de un cambio de paradigma en materia de Derechos Humanos, que incluye un hostigamiento institucional a los organismos de Derechos Humanos, un desmantelamiento de los resortes institucionales de la política de memoria, verdad y justicia y varios episodios de respaldo a la “teoría de los dos demonios”, que equipara crímenes de lesa humanidad con los que cometieron las organizaciones armadas insurgentes en la década del 70 del siglo pasado.
En ese marco, cuando el 22 de noviembre Milei comunicó su decisión de designar a Presti, la Casa Rosada emitió un comunicado en que el señaló que su objetivo fue “ dar por finalizada la demonización de nuestros oficiales, suboficiales y soldados ” e inaugurar una tradición “que esperamos que la dirigencia política continue de aquí en adelante”.
Las objeciones
Organismos de defensa de los Derechos Humanos como Abuelas de Plaza de Mayo, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, el Centro de Estudios Legales y Sociales y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos criticaron duramente la designación, a la que caracterizaron como una “provocación ” y un ” intento de militarización de la política” y un intento de “blanquear” el pasado de las Fuerzas Armadas.
Presti, que nació en 1966, tenía 10 años cuando los generales dieron el golpe contra el gobierno constitucional del Isabel Perón. Pero los organismos le recriminan que nunca se haya expresado sobre los crímenes por los que fue procesado su padre, Roque Presti, jefe del Regimiento de Infantería 7 de La Plata durante la dictadura.
Roque Presti nunca tuvo condena, pese a que fue sindicado por decenas de testigos como responsable de centros de tortura, pero fue beneficiado por la Ley de Obediencia Debida. Luego, cuando esa norma fue anulada, volvieron a procesarlo, pero falleció antes de que se llegara a un veredicto.
Estados Unidos, presente
A diferencia de lo que ha ocurrido con designaciones en otras áreas del gobierno, Estados Unidos marcó su respaldo a través de la presencia de Lamelas, el embajador de origen cubano que viene de jugar un rol clave en la adquisición por parte de Argentina de los aviones caza de combate F-16. Lamelas ya había estado presente en la designación de Alejandro Monteoliva como ministro de Seguridad, a principios de diciembre.
En el acto estuvo el ganiente en plano -excepto los ministros Luis Caputo y Federico Stuurzenegger- y la secretaria general de la Presidencia tuvo un rol protagónico.
Presti reorganizó la cúpula de las FFAA como primera medida, pero ahora, confirman todos los analistas especializados, deberá encarar dos desafíos urgentes: la reorganización del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa), que arrastra déficits estructurales, demoras en pagos e incontables reclamos; y la alarmante baja de uniformados por la precaria situación salarial del sector.
Según un pedido de acceso a la información pública del diario Perfil, hasta fines de agosto 1.128 efectivos habían solicitado la baja, entre otras razones, por los bajísimos salarios.
DIB





