“Las Gracielas”

Aunque la fecha ya pasó, no queremos dejar de compartir este saludo por el Día del Bibliotecario, celebrado el pasado 13 de septiembre.

Cuando empecé a trabajar en el Instituto Francisco de Paula Robles, tanto en el nivel secundario como en el terciario, las conocí: dos bibliotecarias que amaban su tarea, eficientes, dedicadas, y sobre todo formadas en nobles valores.
Graciela Lanz, mi bibliotecaria de la noche, era una máquina incansable, trabajadora e investigadora. Yo imaginaba ideas: adornos, recorridos históricos, investigaciones locales y zonales… y ella allanaba todos los pasos para concretar proyectos, cada uno mejor que el otro, siempre incluyendo a los profesores y alumnos del profesorado de Historia. Viajamos juntas por el mundo y nuestra amistad creció tanto, que en un punto de encuentro y de cariño llegué a llamarla madre.
Graciela Daher, a quien encontraba por la mañana, tenía un perfil más bajo. Su voz suave y educada lograba que todos la respetaran y la quisieran. La conocí cuando, siendo maestra, terminaba su carrera de bibliotecaria. Tenía una dificultad con la materia Historia del Arte, y así fue que pautamos encuentros en mi casa para prepararla. En esos momentos éramos tres, porque también se unía mi mamá a aquellas cálidas conversaciones. Finalmente, se recibió con un 8. Su amor al orden, al registro de los libros y a tender siempre su mano generosa, la hicieron única.
Ambas Gracielas, además de amigas, son un verdadero ejemplo de compromiso con la institución, y aún más con la fe que representa el Instituto. Hoy, ya jubiladas, están lejos una de la otra, pero muy cerca de nuestros corazones, que se formaron con sus ejemplos.

Queridas Gracielas: las queremos mucho. Feliz Día del Bibliotecario.

Susana Villegas

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