Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (ARSA) producía la línea de postres para Sancor. La planta principal estaba en Lincoln. Pero sumando otras instalaciones los despidos llegan a 400.
La Justicia decretó la quiebra de Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA), láctea que elaboraba los yogures, flanes y postres de la marca SanCor, con las etiquetas Shimy, Sancorito, Sublime, Flanes Caseros SanCor, Vida, Yogs y Primeros Sabores. La decisión del juez Federico Güerri, titular del Juzgado Comercial 29, dispuso la liquidación final de la compañía y el cierre definitivo de sus instalaciones.
La principal planta de ARSA operaba en el partido bonaerense de Lincoln, donde empleaba a 180 personas. Además, otras 200 trabajaban en la fábrica y el centro de distribución que la firma mantenía en Córdoba. Su red logística abarcaba 165 distribuidores y permitía el abastecimiento semanal de 70.000 comercios en todo el país.
El grupo Vicentin la gestionó hasta hace dos años y medio, desde que la cooperativa se la cedió en 2016 por US$ 100 millones. Aunque en los primeros años, participaron fondos como BAF Capital, vinculado al grupo de la familia Vicentin, ahora era gerenciada por los empresarios venezolanos Manuel y Alfredo Fernández, que manejan La Suipachense mediante Maralac S.A.
La disolución de la empresa se activó después del concurso fallido que se abrió en abril de 2024. Pese a que circularon nombres de supuestos interesados, no apareció ningún oferente para el salvataje, la instancia que habilitaba a terceros a quedarse con la firma y sostener la producción.
Cuando se presentó a concurso, ARSA apuntó contra la situación económica de entonces, con caída del consumo y un arrastre de inflación que encarecía la materia prima y mano de obra, sumado a políticas del anterior gobierno que enumeró, como el control de precios.
Durante todo este tiempo se sucedieron pagos de salarios parciales, salteados, en cuotas y demorados. En los últimos meses, incluso, se abonaba apenas el 25% del sueldo en negro, con jornadas completas de trabajo. A ello se suman tres años y medio sin aportes a la obra social, lo que puso en riesgo la salud de las personas, aunque desde el sindicato jamás se interrumpieron las prestaciones.





