La autopartista Collino propuso a Industria que los vehículos de más de 30 años puedan aprobar la VTV con chasis y frenos modernizados, sin exigir su diseño original.
En Sunchales, Santa Fe, el ruido metálico de las herramientas acompaña la rutina de la planta de Collino, una firma argentina especializada en chasis y autopartes de diseño propio. Hasta allí llegó el secretario de Industria de la Nación, Pablo Lavigne, junto a su equipo técnico. Tras recorrer las líneas de producción, se sentaron a conversar sobre un tema que inquieta a fabricantes, talleres y usuarios: las trabas que impone la actual normativa de verificación técnica vehicular (VTV/RTO) a los autos clásicos y a los vehículos de más de tres décadas.
“Paradójicamente, las agencias de VTV exigen colocar apoyacabezas o espejos retrovisores a modelos que nunca los trajeron de fábrica, mientras se prohíbe modernizar componentes críticos que mejoran la estabilidad y el frenado”, explicó Leonardo Collino, director de la empresa, durante la reunión con el funcionario.
Una norma que quedó atrás del tiempo
El problema no es nuevo. La Ley 24.449 y el Decreto 779/95 impiden habilitar vehículos que presenten modificaciones respecto de su diseño original, una disposición pensada para autos modernos de producción en serie. Pero en los clásicos, la rigidez se vuelve absurda: la mayoría ya no tiene repuestos originales, y los sistemas de freno, dirección o suspensión son tecnológicamente obsoletos. En muchos casos, “ni siquiera funcionaban bien de fábrica”, advirtió el empresario.
Los usuarios, ante la falta de piezas legales o de calidad, suelen recurrir a componentes usados o adaptados provenientes de desarmaderos. Esos autos, aun con soluciones precarias, sí pasan la revisión. En cambio, aquellos que se modernizan con ingeniería, materiales nuevos o asistencia profesional quedan fuera de norma. “No hay un criterio técnico homogéneo ni un circuito institucional transparente. Eso desalienta la formalización y frena la innovación”, resumió Collino.
La propuesta de Collino
Durante la reunión, Collino entregó una propuesta formal para actualizar la normativa y que las plantas de verificación puedan certificar la aptitud y seguridad de los vehículos de más de 30 años sin exigir la estricta originalidad de sus sistemas estructurales. El planteo incluye que las inspecciones reconozcan las mejoras que incrementan la seguridad y la confiabilidad de los vehículos.
El esquema propuesto contempla:
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Certificar técnicamente vehículos clásicos o de más de 30 años, evaluando su aptitud y seguridad.
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Hacerlo sin exigir la estricta originalidad del chasis, tren delantero ni tren trasero.
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Priorizar la seguridad, la trazabilidad y la calidad de los componentes utilizados.
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Formalizar talleres y fabricantes calificados en el rubro.
Collino ofreció la colaboración técnica de su empresa, dedicada al diseño y fabricación de chasis, suspensiones y vehículos en baja serie, para aportar datos de ingeniería y ensayos que sirvan de base al nuevo esquema.
Seguridad, industria y patrimonio
“No se trata de flexibilizar la seguridad, sino de modernizar la normativa para acompañar la evolución tecnológica, preservar el patrimonio automotor argentino y generar condiciones propicias para el desarrollo industrial”, señaló Collino.
Según la empresa, la propuesta, además de favorecer la modernización responsable, apunta a fortalecer la cadena de valor de la posventa automotriz, impulsar la innovación local y abrir oportunidades de exportación de autopartes técnicas. “Una medida de este tipo permitiría desarrollar productos de alto valor tecnológico y consolidar nuevamente a la Argentina como un referente en ingeniería automotriz”, destacó el empresario.
Collino concluyó su presentación con una invitación a avanzar en una mesa técnica con la Secretaría de Industria: “El objetivo no es mirar hacia atrás, sino hacer que los autos del pasado puedan circular con la seguridad del presente”.





