El plenario de cuatro comisiones analizó el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, que sufrió cambios consensuados. El dictamen saldrá el próximo martes, un día antes de la votación en el recinto.
Por Carolina Ramos
Con toda la artillería argumental dirigida a los casi 30 indecisos, diputados a favor y en contra de la despenalización del aborto explayaron sus posiciones de cara al miércoles 13, día de la votación en el recinto de la Cámara baja. En una reunión con discursos de alto voltaje, legisladores sin distinción política coincidieron en que la suerte del proyecto dependerá del voto de los indefinidos.
El proyecto original de interrupción voluntaria del embarazo sufrió cambios consensuados y la semana que viene se emitirá dictamen en las comisiones de Legislación General, Salud, Familia y Mujer, y Legislación Penal, que este martes iniciaron el debate tras las 15 reuniones informativas en el edificio Anexo C.
La discusión tuvo un formato similar al de esas audiencias: se alternaron voces a favor y en contra de la ley, y cada diputado habló siete minutos. Pañuelos verdes y celestes calentaron la temperatura de la reunión, conducida por Daniel Lipoveztky (Pro), quien horas antes participó de una foto simbólica de Cambiemos a favor de la ley.
Como indicó parlamentario.com, la iniciativa original de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito sufrió cambios: se incorporó el derecho a la objeción de conciencia individual para los médicos; se agregó la creación de consejerías integrales pre y post aborto; y se ajustó la redacción para los casos de aborto cuando haya “diagnóstico de vida incompatible con la vida intrauterina”.
“Hemos trabajado mucho en un proyecto de consenso que contiene muchas miradas”, abrió el debate Victoria Donda (Libres del Sur), y agregó: “Lo que llega al recinto el 13 no es el proyecto que nosotras querríamos; es el proyecto posible”.
Donda le habló directamente a los detractores del aborto legal, al proponerles que “si defienden las dos vidas, presenten un proyecto para derogar el artículo 86 del Código Penal, que dice que en Argentina está permitido el aborto en casos de violación”.
En contra de la ley, la puntana Ivana Bianchi (Unidad Justicialista) planteó una a una sus dudas. Dijo que “no queda claro qué profesionales de la salud harán los abortos” y se preguntó “si todos están capacitados” para realizarlos. También criticó que no haya “un límite” en la cantidad de intervenciones, y que en los casos de violación no se requiera una denuncia judicial de la víctima para interrumpir su embarazo.
Se le sumó la macrista Cornelia Schmidt-Liermann, quien advirtió que en los casos de embarazo por abuso sexual “el aborto es no punible porque no hubo libertad”, pero “en los demás casos sí hubo, y hay que responsabilizarse por esta libertad”.
Brenda Austin (UCR), una de las primeras cuatro firmantes del proyecto, advirtió que al igual que con las leyes de divorcio vincular y matrimonio igualitario, “hay argumentos que tienen que ver con el orden natural que se han vuelto a poner sobre la mesa”, y pidió: “No sigamos escondiendo la realidad bajo la alfombra”.
La radical salió al cruce de Bianchi, quien había señalado que el derecho a la vida está garantizado en la Constitución Nacional y en los tratados internacionales a los que adhirió Argentina. Austin precisó que “los órganos de monitoreo” de esos convenios “le piden a nuestro país avanzar en la despenalización”.
Otra de las voces de rechazo fue la de Carla Pitiot, del Frente Renovador. “Para la ciencia no hay dudas: la existencia de la vida comienza con la concepción, y ahí comienza nuestra obligación legal de defender derechos”, planteó la massista. Karina Banfi recogió el guante: “El concepto de vida es una concepción social, cultural, pero no biológica ni científica”.
Pitiot sostuvo además que la ley significaría “un quiebre en la coherencia de nuestro ordenamiento jurídico”, y sentenció: “No vamos a cambiar nuestro voto cualquiera sea el maquillaje que le quieran poner al proyecto. La vida no es negociable y los indecisos, tampoco”.
Romina Del Plá aportó pimienta y denunció que “la Iglesia no se está ahorrando llamados del Vaticano, aprietes ni amenazas para seguir imponiendo sus posiciones”. Asimismo, delegó en “los bloques mayoritarios” la “responsabilidad de resolver esta situación”.
También sumó su postura a favor Sergio Wisky, representante del Pro y médico. “En mí pesa mucho mi profesión, que me exige ponerme en el lugar del paciente. La mujer tiene el derecho de elegir sobre su cuerpo”, aseguró el rionegrino, autor de dos proyectos sobre aborto.
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