Ayacucho, tierra del Martín Fierro

Ayacucho es el único partido de la provincia de Buenos Aires que se menciona en el Martín Fierro. José Zoilo Miguens, el primer editor del libro, es considerado el fundador de la ciudad.

En 1864 la familia Miguens era propietaria de 11.828 hectáreas en el partido de Ayacucho, entre estas se incluía la estancia “El Rosario”, en el Paraje La Constancia, justito cuando el terreno comienza a quebrarse en dirección a  las vecinas sierras de Tandil. Allí se desarrollan varias campañas de excavación arqueológica.

El viejo casco posee la particularidad de haber funcionado durante un año como juzgado de paz de campaña en la década de 1860 a 1870. A cargo del primer juez de paz del flamante partido de Arenales y Ayacucho, don José Zoilo Miguens, quien, como ya dijimos fue además el editor de la primera edición del Martín Fierro de Hernández en 1872, y además es considerado el fundador de Ayacucho.

Esta asociación le permite actualmente a la ciudad de Ayacucho erigirse en un centro de discusión y debate acerca del Martín Fierro; debido a esto, cada noviembre se desarrollan en ella las jornadas de investigación, promoción y debate del universo del Martín Fierro.

El proyecto arqueológico se desarrolló por iniciativa y financiación del gobierno municipal de Ayacucho, y contó con la buena voluntad del actual dueño del establecimiento, Sr. Mario Maito. Juntamente con los arqueólogos trabajaron alumnos de establecimientos secundarios rurales y urbanos del citado partido, aprendiendo que lo importante es conocer sus propias raíces y su propio pasado.

La casa de la estancia aun en pie posee vigas y horcones todavía sujetos con lonjas de cuero de potro y es una vivienda de ladrillos con galería y techos a dos aguas, adornada con una curiosa forma semicircular que sobresale por encima de la cumbrera. Durante los trabajos de excavación en los alrededores de la casa fueron apareciendo los restos del descarte del día a día en la vida de la estancia en tiempos del juez.

Es muy probable que el propio José Hernández haya comido en esa misma mesa, junto con su amigo, correligionario político y editor. No por nada es Ayacucho el único poblado de la provincia de entonces que se menciona en el Martín Fierro.

Y es a Miguens a quien se dirige Hernández una vez finalizada la obra, cuando por carta le escribe: “Al fin me he dedicado a que mi pobre Martín Fierro, que me ha ayudado algunos momentos a alejar el fastidio de la vida de hotel, salga a conocer el mundo, y allá va acogido al amparo de su nombre. No le niego su protección, usted que conoce bien todos los abusos y todas las desgracias de que es víctima esa clase desheredada de nuestro país”.

Fuente: La Nación // Foto: plataforma14.com.ar

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