Un reciente estudio sobre el uso de agroquímicos en la provincia pone de manifiesto el grave riesgo para la salud humana y el ambiente del modelo de producción basado en monocultivos, transgénicos y agrotóxicos al tiempo que revela que se siguen utilizando sustancias químicas prohibidas como el DDT y el Dieldrin y advierte, además, sobre la alta toxicidad de los cultivos hortícolas en invernáculo, una modalidad cada vez más extendida.
El “Relevamiento de la utilización de Agroquímicos en la provincia de Buenos Aires”, el primero en su tipo realizado a escala provincial, fue realizado por un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad de La Plata a pedido de la Defensoría del Pueblo bonaerense.
Según publicó la agencia DIB, el estudio, que relevó áreas urbanas, periurbanas y rurales de todas las regiones de la provincia, expone que la agricultura extensiva es “potencialmente más peligrosa” que la actividad ganadera porque demanda muchos más agroquímicos -en especial el herbicida glifosato- y porque “gran parte del sistema ganadero aún descansa sobre pastizales naturales”.
El glifosato quedó en el centro de todas las miradas luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ratificara los estudios independientes que advertían sobre su elevada toxicidad y declarara al producto como cancerígeno para animales de laboratorio y “probablemente cancerígeno” en humanos.
El estudio registró, además, que los cultivos de verano (soja, maíz y girasol) entrañan más peligros que los de invierno (trigo, cebada y otros) porque, por su modelo tecnológico predominante, utilizan “mayores cantidades y/o productos con mayor toxicidad que los de invierno”.
De hecho, las concentraciones de contaminantes químicos medidos en el aire en verano respecto del invierno son 25 veces superiores, “con máximos de entre 90 y 130 veces más”. Es decir, que, en verano, los riesgos de exposición de la población a los agrotóxicos son notablemente mayores.
Foto: ilustrativa.