Adiós querida amiga y hermana del corazón con estas simples palabras me despido de vos ya que emprendiste el viaje eterno. Te deseo que encuentres la paz y todo lo bueno que mereces por haber sido una persona tan querible y afectuosa. Juntas compartimos alegrías y adversidades sin dejar de ser lo que fuimos, amigas de verdad. El vacío que me deja tu partida se equilibra con la dicha de haberte conocido. Siempre te llevare conmigo. Vuela alto.
Graciela 
