Bovinos: científicos del Conicet descubrieron que la tritrichomonosis también se contagia por vía digestiva

Durante más de 100 años se creyó que esta enfermedad infecciosa solo se contagiaba por vía venérea.

Investigadores argentinos demostraron que una enfermedad que afecta al ganado bovino, la tritrichomonosis, no solo se transmite por vía venérea como se creía hasta el momento, desde hace cien años. El trabajo de un equipo de científicos del Conicet determinó que el parásito que causa esta patología en los bovinos puede sobrevivir en el tracto gastrointestinal de los rumiantes tras ser ingerido y contaminar el aparato reproductor de las hembras al eliminarse a través de las heces.

La tritrichomonosis bovina es una enfermedad infecciosa de gran impacto, que afecta al ganado bovino y es causada por el parásito Tritrichomonas foetus. Este organismo se aloja en el aparato reproductor de toros y vacas. Los toros son portadores asintomáticos, pero responsables de diseminar la enfermedad. En las vacas, provoca un alto número de abortos, lo que redunda en un importante daño económico para el sector ganadero. Sin vacunas efectivas, la única herramienta con la que se cuenta en la actualidad para morigerar su incidencia es el control sanitario, testeando a los toros antes del servicio para detectar los casos positivos y separarlos del rodeo.

Sin embargo, los especialistas a cargo del manejo en los rodeos se topan habitualmente con casos “incoherentes”, a los que no se les encuentra explicación: toros vírgenes que no han estado nunca en contacto con hembras y aun así dan positivo de la enfermedad, o vacas con resultado positivo junto a toros no portadores del parásito en un mismo rodeo. Esta situación motivó el interés de un equipo de investigación del Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH, CONICET-UNSAM) que acaba de publicar un trabajo en la revista científica Microbiology Spectrum, en el que reporta el descubrimiento de un nuevo mecanismo de transmisión.

“El trabajo se inició con una infección oral inducida a vacas para analizar si T. foetus era capaz de sobrevivir al tránsito gastrointestinal bovino y ser eliminado a través de las heces, y continuó con el muestreo de diferentes establecimientos con casos positivos reportados para examinar precisamente las heces. Hallamos el parásito en heces de animales en un establecimiento específico que había sido definido como problemático por el profesional veterinario a cargo, porque si bien cada año se eliminaban los casos positivos, esta parasitosis aparecía nuevamente al año siguiente”, describió Verónica Cóceres, investigadora del CONICET en el INTECH y autora del trabajo. “Estamos ante un parásito que es muy plástico, adaptable y altamente resistente, y que cuando encuentra una condición apta se reproduce de manera exponencial”, añadió.

Las y los profesionales del INTECH realizaron un ensayo en el laboratorio en el que les administraron a dos vacas el parásito concentrado por vía oral para luego colectar la materia fecal. Mediante distintos estudios, pudieron corroborar que el parásito colectado era el mismo que les habían administrado, y que, a su vez, había infectado la vagina de las vacas. “Con ese resultado, volvimos al campo, tomamos muestras y encontramos lo mismo. Podemos decir que estamos ante una enfermedad que se conoce hace más de 100 años, que desde que se descubrió se pensaba que era de transmisión sexual, y nosotros comprobamos que también podría transmitirse por vía digestiva. Es decir, que la materia fecal de la propia vaca, conteniendo los parásitos, es capaz de contaminar la vagina al ser expulsada, sin necesidad de que el macho esté ahí”, destacó.

Según apuntó la profesional, la época reproductiva coincide con el momento en el que los pastos tienen los brotes verdes y frescos, con mayor cantidad de agua, y esto hace que los animales defequen más blando. “Entonces, por un lado, la vaca puede autocontaminarse durante la eliminación de las heces, o puede hacerlo el macho durante la monta al introducir el pene con el parásito presente en la materia fecal que ensucia la vulva de la hembra”, explicó. El grupo de trabajo demostró que T. foetus es resistente al agua, entonces si las heces caen en los lugares comunes donde los animales beben existe una posibilidad cierta de que la enfermedad pueda ser adquirida por esa vía.

El hallazgo de los científicos y las científicas del INTECH pone en evidencia la necesidad de un cambio de paradigma en las estrategias de manejo reproductivo de los rodeos en los sistemas de explotación extensivos como los que se utilizan en Argentina. En ese sentido, Cóceres planteó la posibilidad de que antes del servicio de las vacas se pueda muestrear la materia fecal de algunos animales del rodeo para tener un panorama epidemiológico antes de comenzar, ya que “hasta ahora solo se testea al macho, en tanto vector, y si da negativo se avanza”. De todos modos, apuntó que “esto es solo el principio, hay que analizar qué factores hacen que en un rodeo se dispare la infección y en otros no”.

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