Los valores de la soja se encaminan a llegar a los US$ 500 por tonelada, después de subir casi un 40% durante 2020 y luego de concluir el año en precios máximos desde mediados de 2014, mientras se termina la baja temporal de las retenciones a las exportaciones de la soja dispuesta en octubre por el Gobierno nacional.
El cultivo más relevante entre las exportaciones argentinas vive así su quinta rueda consecutiva de alzas. Y alcanza así su nivel más alto desde 2014.
El fuerte avance de la oleaginosa es acompañado por subas importantes del trigo y el maíz, en medio de una tendencia alcista generalizada para las materias primas agrícolas.
La fuerte suba de la soja en los últimos días del 2020, así como la de otros granos, fue impulsada por el paro en los puertos exportadores de la República Argentina, que se extendió por más de 20 días y trabó el comercio exterior nacional. También dieron fundamento a las subas, el clima seco en las zonas productoras de Brasil y la Argentina, los principales productores sudamericanos, que dificulta la siembra de la soja por la falta de humedad en el suelo; y la posibilidad de un incremento en la sostenida demanda por parte de la República Popular China.
Por el alza de precios de los commodities, en 2021 el sector agroindustrial argentino aportará divisas por unos US$ 31.100 millones, US$ 4.600 millones más que este año (17%), según un informe de la Fundación Mediterránea.
“En un escenario base de precios y cantidades (cotizaciones de mercados de futuros y volúmenes similares a los de este año), el flujo de divisas 2021 se estima en US$ 31.100 millones, US$ 4.600 millones más que en 2020”, consignó el informe titulado “Crucial aporte de agrodólares a las exportaciones de 2021”.
En tanto, según una proyección elaborada por la consultora Pablo Adreani & Asociados, en 2021 el ingreso de dólares provenientes del complejo agroexportador crecerá 8%, impulsado por los subproductos del complejo oleaginosos, cereales y ganadería.
Para los analistas, el alza en los precios de los commodities, impulsada por factores climáticos en América latina, se extenderá durante los primeros meses de 2021, situación que tendrá su correlato en los precios internacionales.