Aunque se trate de mermas marginales, cada jornada bajista para el Riesgo País argentino es un triunfo en medio de semanas arduas y agitadas para los negocios financieros.
Poco antes de las 17, el indicador de JP Morgan tocó los 698 puntos básicos para la Argentina, algo que no ocurría desde el 3 de diciembre pasado. En el último mes del año el Riesgo País arañó los 840 enteros, y el 27 de diciembre cerró en 837 unidades. Desde entonces el retroceso fue de 16,6 por ciento.
Para Portfolio Personal Inversiones, la compresión del riesgo país “seguirá siendo clave para empujar mejores valuaciones. En este punto, el análisis se debe dividir en dos: el económico y monetario que parece estar en el camino correcto -no hay dudas de que hay buenas señales en este camino y la compra de reservas fue una de ellas la semana pasada-, y el político”.
El Riesgo País mide la brecha de tasa de interés de los bonos del Tesoro de los EEUU a 10 años, ahora en 2,71% anual (271 puntos básicos). Argentina necesita reducir a la mitad su riesgo país para poder acceder a los mercados voluntarios de deuda después del vencimiento del stand by acordado con el Fondo Monetario Internacional, vigente hasta 2020.
Algunas emisiones soberanas mantienen tasas de retorno incomparablemente altas si se toma en cuenta la calificación crediticia de la Argentina, sobre el 10% anual en dólares. Títulos con legislación argentina y vencimiento posterior a 2020 se distinguen en ese rango: el Discount 2033 rinde 12,1% en el mercado secundario; el Bonar 2025, un 12,2%, mientras que el Bonar 2037 rinde 11,2% anual.
La percepción de riesgo reflejada en el precio de los bonos sigue siendo muy alta para el país
Por eso, desde Invecq Consultora Económica apuntaron que “si bien ha mostrado un descenso importante, la percepción de riesgo reflejada en el precio de los bonos sigue siendo muy alta para el país; las reservas internacionales propias del BCRA están en niveles muy bajos, el déficit fiscal y las necesidades de financiamiento aún son elevados, al tiempo que gran parte del financiamiento está estructurado en instrumentos de corto plazo con vencimientos permanentes”.
En ese aspecto, un análisis de Ecolatina enfatizó que “el FMI aportó los fondos frescos que ayudaron a estabilizar el frente cambiario y financiero en los peores meses de 2018, pero al costo de imponer un programa con fuertes impactos de mediano plazo”.
Ecolatina añadió que “durante 2019, resultado de la ambiciosa meta fiscal acordada con el organismo multilateral, el gasto primario experimentará una fuerte caída en torno al 12% en términos reales, a la par que el pago de intereses se dispararía y marcaría un alza de 13% luego de deflactar por la suba de precios”.