La posibilidad admitida por el jefe de Gabinete encontró rápido eco en el triunvirato de conducción de la central sindical. Héctor Daer dice que tendrían que haber tomado esa medida “de entrada”. Desde el kirchnerismo igual lo resisten.
Desde la conducción de Cambiemos en Diputados se aventuraba hacia fines de 2017 que ante las resistencias expresadas en el Senado respecto del tratamiento de la reforma laboral, lo mejor podría ser dividir el proyecto en partes. Pero en el Gobierno no querían ni escuchar esa alternativa, conscientes de que “saldrá lo que le interesa a los gremios y el resto no sale más”.
Pero el panorama cambió -para mal, para el Gobierno- y a juzgar por las señales que se vienen percibiendo desde diciembre pasado y se acrecentaron los últimos días, el proyecto de reforma no tiene posibilidades de aprobación. De ahí que el jefe de Gabinete admitiera el viernes la posibilidad de ir a un plan B, para poder avanzar.
En diálogo con radio Mitre, Marcos Peña dijo este viernes que “no es de vida o muerte que sea una sola ley o varias leyes”, pero “lo que no podemos aceptar” es que no haya “cambios en un sistema laboral injusto y obsoleto”.
“Van a haber modificaciones normativas que el Congreso definirá”, sostuvo el funcionario. Además, expresó que “si el título ese (“reforma laboral”) evoca otro momento en el que parece que pierden los trabajadores, bueno, volvamos a la mesa de trabajo para debatirlo”.
Esta posibilidad encontró respuesta positiva desde el sindicalismo. El exdiputado nacional e integrante de la conducción cegetista, Héctor Daer, mostró su beneplácito ante esa alternativa, al señalar que la expuesta ahora por Peña es una “buena iniciativa” y que “tendría que haberse tomado de entrada”.
En declaraciones a radio Continental, Daer señaló que “me parece bien. Esto va a poder desagregar más los contenidos y debatirlos más profundamente. Así que me parece una buena medida que tendría que haberse tomado de entrada”.
El sindicalista recordó que la CGT venía “tratando tres temas de los cuatro que toma el paquete que se propuso: el blanqueo laboral, la formación profesional y la agencia de tecnología médica”.
Pero esta postura del movimiento obrero -o al menos de uno de sus representantes- tampoco encuentra eco en el kirchnerismo, según transparentó el diputado nacional entrerriano Julio Solanas, para quien “tratar la reforma laboral en cuotas es una estrategia para evitar el rechazo” del proyecto.
A través de un comunicado, Solanas señaló que “luego de haber socavado los derechos de los jubilados con la reforma previsional, con el pueblo manifestando su descontento en las calles, pretenden ahora avanzar con la reforma laboral en cuotas, a fin de intentar atenuar el conflicto social que puede desatar desmedido perjuicio a los trabajadores”.
Para Solanas, el Gobierno está “decidido a hacer lo que sea necesario para avanzar en sus objetivos que están más que claros: otra vez beneficiar a los ricos en detrimento del pueblo humilde y trabajador”. Agregó que “la sordera del Gobierno, profundizada por el énfasis triunfalista, los lleva a creer que todo vale y que ya no es necesario el diálogo ni el consenso”.
En ese marco, sostuvo que la reforma laboral “no es otra cosa que la quita de derechos a los trabajadores”, y habló de “pequeñas reformas” a través de las cuales “los derechos adquiridos por los trabajadores luego de muchos años de lucha y organización son puestos en peligro generándose un proceso de precarización, pérdida del poder adquisitivo y aumento de la pobreza”.
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