El fuerte desbalance en la balanza energética irá decreciendo en los próximos años, pese al aumento previsto de la demanda ligado al repunte de la economía,. En cuatro años o un poco más “se generarán saldos exportables estacionales”, según los escenarios elaborados en el Ministerio de Energía y Minería.
Redondo aclaró que por largo tiempo se necesitará importar gas de Bolivia, GNL (gas licuado) o diésel en los picos de invierno, “pero la situación será mucho más equilibrada desde el punto de vista de la balanza energética y comercial del país”.
El escenario presentado por el funcionario, de larga actuación previa en la petrolera Exxon Mobil, dentro y fuera del país, se extiende hasta 2025 y parte de supuestos “agresivos” en materia de inversiones sectoriales (unos u$s 20 mil millones por año) y de avances en materia de ahorro y eficiencia.
“El país, desde el punto de vista legal, ambiente político y de negocios es muy promisorio”, confió Redondo.
El secretario proyectó el crecimiento del consumo energético durante los próximos años en un 2% anual, frente a la tendencia reciente de 2,6%.
El escenario planteado por Redondo parte de un pronóstico de aumento del producto interno bruto (PIB) de 2,9% anual promedio durante el próximo decenio, con una caída del PIB estimada en 1,4% durante este año, un repunte de 3,6% en 2017 y avances de entre 3,3 y 3,5% en los años siguientes.
En ese marco estimado, el consumo energético crecería 2% anual en vez del 2,6% de los últimos años, “a partir de un cambio de hábitos, inversión en eficiencia y la recuperación de las energías que ahora desechamos”.
Ese cambio, resaltó Redondo, implicará un ahorro de 5,7% en el consumo final, que en términos de energía eléctrica se estirará a 15%.
Las cifras que se manejan en la cartera de Energía indican que la producción total del sector será en 2025 un 19,3% más alta que en 2015, al pasar de 86,6 MMTep (millones de millones de toneladas equivalentes de petróleo) a 103,4 MMTep.
El “cambio radical”, afirma Redondo, se registrará en la matriz productiva primaria, al corregirse el sesgo que hoy concentra el 87% del consumo en fuentes fósiles “fruto de los errores del pasado”.
El gas, que hoy satisface el 52% de las necesidades internas, bajaría a 49% hacia 2025, mientras el petróleo descendería de 35 a 27%, de acuerdo con las proyecciones oficiales.
La energía hidroeléctrica, por su parte, aumentará del 5 al 6% su aporte, lo cual incluye las presas del río Santa Cruz; Chihuido 1 en Neuquén; Portezuelo del Viento en Mendoza y la expansión de Yacyretá, con la construcción del brazo Añá Cuá.
“También miraremos Itatí (sobre el río Paraná) y otros proyectos: el país no llegó a desarrollar ni la mitad de su capacidad hidroeléctrica y ahí está el futuro, con grandes proyectos al alcance de la mano”, dijo Redondo.
El aporte nuclear, en tanto, aumentará de 3 al 5% de la matriz productiva, “poniendo en caja el costo de las centrales, con ahorro de dinero y reducción de plazos”, mientras se mantendrá el 1% del carbón y las energías renovables pasarán del 4 al 5% del total, concluye el ejercicio prospectivo de Energía.