La elección de las especies a usar en las siembras de praderas, dependerá del tipo de suelo donde se implantarán, de las necesidades o épocas de producción de las mismas y del tipo de explotación que se realiza.
Las forrajeras, según su duración, pueden clasificarse en anuales, bianuales y perennes.
Las anuales son aquellas que cumplen su ciclo en un año o período inferior, las bianuales en dos y las perennes en tres o más años. A estas últimas se las clasifica a su vez en corta y largamente perennes. En general, la duración de las perennes, se debe más al manejo y explotación que a las especies en sí, aunque hay algunas como falaris, en la zona, con más de cuarenta años de antigüedad.
La elección de las especies está relacionada con el tipo de suelo y sus limitantes y carencias, ej.: agropiro para suelos con alcalinidad, festuca para suelos con salinidad, etc. Pero, para suelos sin limitantes, la elección de las especies dependerá del tipo de explotación. Si se dedica a la cría de vacunos, será importante elegir especies que produzcan en los momentos de máximos requerimientos de los animales: preparto, parto y primeras semanas de lactancia.
Si la explotación es invernada, la provisión de forraje debe ser constante, para obtener ganancias de pesos sostenidas y que llegue el animal a peso de faena en el menor tiempo posible. Las mismas consideraciones sirven para tambo, donde la producción de leche se ve rápidamente afectada por una disminución en la cantidad y calidad del forraje.
En general, se emplean en pasturas, mezclas polifíticas, es decir constituidas por dos o más especies.
Haciendo un análisis histórico de la siembra de pasturas, se observa una evolución de mezclas muy complejas a otras más simples, constituidas por una o dos gramíneas y una leguminosa como base, o simplemente gramíneas o leguminosas puras, de modo de simplificar su manejo y aprovechamiento.
Las mezclas presentan sobre las siembras puras algunas ventajas:
· Mayor exploración del ambiente ya sea por el desarrollo aéreo en distintos estratos, o el desarrollo radicular a diferentes profundidades.
· Estabilidad en los rendimientos al estar formadas por distintas especies; los cambios ambientales pueden favorecer a uno u otro de los componentes.
· Acción benéfica de ciertas especies sobre otras, como el caso de las gramíneas, que se ven favorecidas por la presencia de las leguminosas que fijan el nitrógeno atmosférico.
Y como desventaja: el manejo de mezclas es más difícil que las especies puras.
Algunos de los componentes de las mezclas pueden contener, en determinadas condiciones, sustancias perjudiciales como en el caso del timpanismo, cuando abundan las leguminosas, o la presencia en estas últimas de sustancias que hacen descender la fertilidad,(estrógenos). Pueden darse también en gramíneas ciertas condiciones que las hagan perjudiciales, como la festucosis o el tembleque del falaris.
También se debe tener en cuenta que, en mezclas complejas, el animal manifestará su preferencia por ciertas especies de la misma, consumiéndolas, mientras que otras especies permanecerán sin ser comidas, adquiriendo mayor desarrollo e incluso perdiendo calidad al lignificarse.
Para nuestra zona, en suelos salinos y alcalinos, contamos con agropiro, festuca y melilotus. En los lugares intermedios y bajos dulces, trébol blanco, lotus, festuca y falaris; y este mismo mas pasto ovillo y raigrás para suelos altos y bien drenados, acompañados por leguminosas tipo trébol blanco, rojo e incluso alfalfa.
La alfalfa sólo debe ser sembrada en las buenas lomas de la Cuenca, en aquellos suelos recomendados “para maíz”.
El trébol rojo, de crecimiento rápido y corta duración (dos a tres años), no es resistente durante el primer año al pastoreo intenso, tiene un crecimiento muy estacional y generalmente sólo se usa en mezclas de corta duración.
El trébol blanco es la leguminosa ideal para mezclas de otoño-invierno-primavera, pero presenta el inconveniente de su poca resistencia a la sequía debido a su sistema radicular superficial.
Debido a la selección y al mejoramiento genético de las forrajeras en los últimos años, existen hoy en el mercado una amplia gama de variedades mejoradas de las especies citadas que implican la necesidad del productor de asesorarse a la hora de tomar decisiones sobre que semilla sembrar.
Imagen ilustrativa
Ing. Agr. Ignacio Rípodas
INTA Dolores
EEA Cuenca del Salado