DESDE HACE UNA DÉCADA, LA VILLA SE CONVIRTIÓ EN UN NUEVO ATRACTIVO TURÍSTICO PARA LA ZONA, QUE FUE ESTUDIADO POR ANTROPÓLOGOS Y SOCIÓLOGOS POR LA FORMA EN QUE SUS POBLADORES TUVIERON QUE AFRONTAR LA CATÁSTROFE.
La inundación de la villa turística de Epecuén cumplió 30 años y los vecinos de la zona realizarán distintas actividades para recordar aquel poblado de 1.500 personas, ubicado a siete kilómetros de la ciudad bonaerense de Carhué, que quedó bajo el agua tras la crecida de la laguna, en medio de un temporal de lluvia que rompió un terraplén de contención.
La ciudad estuvo 20 años cubierta por las aguas saladas, pero desde hace diez, las sequías facilitaron el retroceso del lago y hace tres que el casco de la ciudad apareció transitable por lo que el sábado volverá a iluminarse de manera excepcional.
Desde hace una década, la villa se convirtió en un nuevo atractivo turístico para la zona, que fue estudiado por antropólogos y sociólogos por la forma en que sus pobladores tuvieron que afrontar la catástrofe, incluso con juicios contra el estado provincial y en los que recuperaron no más de la mitad del precio de sus casas.
El descenso de las aguas dejó a la vista los restos de las viviendas, comercios e instituciones de Epecuén que cambiaron la fisonomía del lugar por el daño que causó la salinidad de las aguas, comparadas con la del Mar Muerto.
Las actividades, con entrada libre y gratuita, comenzarán esta tarde a las 19, en el acceso a la villa, donde las autoridades comunales, invitados especiales y vecinos descubrirán placas identificatorias en la Avenida de Mayo, calle principal del balneario.
Al respecto el director de Turismo de la municipalidad de Adolfo Alsina, Javier Andrés, señaló que “en las construcciones se colocarán placas con el nombre de las familias a las que le pertenecía, como así también a los comercios y al nombre de los hoteles”.
“Mañana se presentará el libro “Epecuén: lo que el agua se llevó” en la Casa de la Cultura de Epecuén mientras que el jueves habrá una muestra fotográfica”, agregó el funcionario.
En tanto que el sábado, desde las 20 hasta las 2 del domingo, se procederá a la iluminación artificial de las ruinas con el fin de resaltar la calle principal de Epecuén y sus edificios más representativos.
“Vamos a iluminar por única vez la avenida principal de Epecuén, como así también a edificios específicos, donde además habrá pantallas con diferentes fotografías”, agregó en su invitación.
El funcionario dijo que “Epecuén no volvió a tener luz después del 10 de noviembre de 1985, y la idea es que se pueda volver a tenerla una noche y que la gente lo viva con nostalgia y recuerdos”.
“Esto es una manera de conmemorar esta tragedia que ocurrió en el 85 y de devolverles algo a sus antiguos residentes”, puntualizó.
Epecuén, fundado en 1921, fue famoso por sus condiciones terapéuticas a través de las aguas saladas del lago homónimo donde los visitantes buscaban alivio para sus problemas de articulaciones, huesos y hasta la piel.
Al lado de los hoteles comenzaron a establecerse trabajadores y propietarios y así, para 1930, la Villa Lago Epecuén ya contaba con una iglesia, una escuela y todos los servicios necesarios para el desarrollo de un pueblo.
Su crecimiento no cesaría y en la década del 70 llegó a recibir a 25.000 turistas en sus 6.000 plazas hoteleras declaradas, que sumaban 250 establecimientos comerciales.
La noche del 10 de noviembre de 1985 un temporal rompió el terraplén que protegía la villa y el agua comenzó a subir a un centímetro por hora. En dos semanas, los 1.500 habitantes dejaron la villa en una penosa mudanza que los llevó en principio a
Carhué, de donde ahora algunos volverán al homenaje.
En 1975 se construyó en las Encadenadas del Sur el Canal Ameghino para equilibrar las aguas y evitar inundaciones en el sur bonaerense, pero eso elevó el nivel del lago; ese peligro no fue debidamente contemplado y cuando el terraplén cedió, la suerte de la villa turística quedó echada.
Telam