Horas decisivas en torno a la designación o no de Lijo y García-Mansilla

Gran expectativa en torno a la sesión prevista para este jueves. En el Gobierno verían con buenos ojos que la reunión se caiga por falta de quórum.

La principal actividad en el Congreso para esta semana, marcada por un feriado en el medio de la misma, es, sin lugar a dudas y con toda lógica, la sesión pedida por Unión por la Patria en el Senado para tratar de una vez por todas los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema de Justicia.

Ambos ya con dictamen, la sesión no necesita mayorías especiales para abordar el tratamiento de los mismos, previsto para las 14 de este jueves. Ya había sido convocada por la vicepresidenta Victoria Villarruel con dos semanas de anticipación, el 19 de marzo pasado. Ahora, toda la expectativa está puesta en si habrá o no quórum para realizar la reunión.

Es que todos los poroteos previos realizados hacen prever que ninguno de los dos elegidos por el presidente Javier Milei cuenta con el número suficiente de votos para ser aprobados. Por tal motivo, ha trascendido la intención del oficialismo de evitar que la sesión se concrete.

También se sabe que el Gobierno mantiene obstinadamente la decisión de no retirar los pliegos, como le piden desde la oposición amigable, que busca ahorrarse el pronunciamiento público.

La legislación es clara respecto del número necesario para aprobar jueces para el Tribunal Superior. Según establece el artículo 99 de la Constitución Nacional, en su inciso 4, el presidente “nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de sus miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto”.

El más complicado es García-Mansilla, fundamentalmente por la frase que lo condenó durante la audiencia celebrada en la Comisión de Acuerdos. Fue cuando la camporista Anabel Fernández Sagasti le preguntó si aceptaría ser designado por decreto y él respondió enfáticamente que no. Pruebas al tanto, tras haber jurado en la Corte y ya estar en ejercicio de funciones, la oposición sostiene que si no pudo mantener su palabra en ese sentido, no es confiable. Aunque ya de por sí el interbloque de Unión por la Patria nunca lo quiso. En principio, por considerarlo demasiado conservador -se opuso y militó contra la legalización del aborto-, pero además el bloque que conduce José Mayans consideró siempre ese lugar en la Corte como prenda de negociación: quería allí a una mujer, y de la preferencia de Cristina Fernández de Kirchner, según pudo saberse.

En el caso del juez federal Ariel Lijo, el Gobierno siempre bajó la misma línea: él tenía que conseguir los apoyos para su candidatura. En principio, no lo estaría logrando.

El interbloque más importante de la Cámara alta cuenta con 34 miembros, aunque ahora aparece dividido en tres bloques. El más nuevo, el de Convicción Federal (4 senadores) se ha formado precisamente para poder negociar según sus propios intereses. Y en el caso de los jueces para la Corte, aparecen más dispuestos a atender las necesidades del Gobierno. Sobre todo, con Lijo.

Así y todo, estaría prevaleciendo la postura de la conducción de Unión por la Patria de rechazar los dos pliegos. Los senadores radicales analizarán en las próximas horas qué postura adoptar, aunque hay algunas que ya se conocen de antemano. El titular de la UCR, Martín Lousteau, votará contra la postulación de ambos (de hecho firmó, con Guadalupe Tagliaferri, un dictamen contra la designación de García-Mansilla). Carolina Losada también anunció hace tiempo que rechaza el pliego de Lijo, y una postura similar se espera del fueguino Pablo Daniel Blanco. Con Lousteau, Tagliaferri y Blanco tres sentados en sus bancas, más todos los de Unión por la Patria, alcanzaría para arrancar la sesión este jueves, hoy por hoy la gran duda de todos.

En el caso del Pro, sus miembros siempre mantuvieron la decisión de rechazar al menos la designación de Lijo. Incluso la senadora cordobesa Carmen Álvarez Rivero. Pero cercana a Patricia Bullrich, su postura final siempre abrió interrogantes. Y este martes posteó que se abstendrá, lo cual siempre es bueno para ambos jueces, a los que solo les preocupa que no les voten en contra. “Los cordobeses no me votaron para votar con los K y Lousteau -argumentó-. Y si el kirchnerismo, junto con aliados como Lousteau, Tagliaferri y otros de la UCR, quieren que votemos a los dos jueces en una misma votación, voy a abstenerme para NO votar a Lijo. En ese caso, voy a explicar el sentido de mi voto: me abstengo porque NO quiero darle el acuerdo a Lijo. Sí se lo daría a García Mansilla, pero como decidieron votar los dos pliegos juntos, no puedo acompañarlo con mi voto”, sostuvo.

¿La novela concluirá este jueves? Si hay quórum y se vota, podría suceder. Pero si ambos pliegos son rechazados, seguirá la discusión en torno a García-Mansilla. No con Lijo, quien ya se quedará con su puesto como juez federal, por algo no ha renunciado. Pero en el caso del académico, el Gobierno sostendrá que ya fue designado en comisión así que tiene vigencia hasta el último día de noviembre. Incluso, el propio magistrado avisó que sólo puede ser removido por juicio político.

Se abrirá entonces otra discusión, no menos áspera en torno a las dos bibliotecas que sostienen argumentos a favor y en contra en ese sentido.

En caso de asistencia perfecta, los pliegos requieren 48 votos a favor para su aprobación, un número que ninguno de los dos reúne por estas horas. Mientras que, con un tercio de 25 votos en contra, alcanza para bloquear a cualquiera de los dos. Según aseguró Mayans este martes, “ambos tienen más de 30 votos en contra”.

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