Remar entre la calma de la selva

Télam 25/01/2018 Misiones: El canotaje por tranquilos arroyos semiocultos por la selva misionera que desembocan en el río Iguazú, con retorno a pie por senderos entre el sotobosque, combina el relax y una saludable actividad física en un ambiente natural protegido, y es una de las propuestas de turismo sustentable de la la Reserva Natural Yacutinga, en el extremo noreste del país frente a la costa brasileña. Foto: Archivo Télam/cf

La Reserva Natural Yacutinga, en el extremo noreste de Misiones, permite recorridos por el Iguazú para la observación de una variada flora y fauna.

Pasear en kayak por arroyos encerrados por la jungla, que se prolongan al Iguazú abierto, y el senderismo por varios circuitos de la selva paranaense, con observación e identificación de flora y fauna, son las actividades centrales para el turismo en la Reserva Natural Yacutinga, en el extremo noreste de Misiones y del país.

La selva subtropical es conservada en una alta expresión de pureza en ese espacio ubicado entre Comandante Andresito y el río Iguazú, vecina a dos comunidades guaraníes y que junto a parques nacionales de Argentina, Brasil y Paraguay conforma el Corredor Verde de la Selva Paranaense. Este espacio establecido como reserva natural por iniciativa privada a fines de los 90 acomoda sus 560 hectáreas entre las 60 mil del Parque Nacional Iguazú brasileño -río por medio- y las 18 mil del argentino, al oeste, hasta otras extensas superficies protegidas allende la frontera en Paraguay.

Desde la parte destinada a cabañas, comedor y recepción, la caminata hasta el arroyo San Francisco puede demandar unos diez minutos si uno no se detiene en las curiosidades que ofrece el sendero, tanto en plantas como insectos o aves. El embarcadero se encuentra al borde de una empinada barranca, por lo que hay que caminar por un angosto puente y descender a los botes por una escalera metálica.

La primera parte es prácticamente una suave flotada en la que el bote es llevado lentamente por la corriente, lo cual es ideal si se guarda silencio para pasar inadvertido por las especies del lugar, y lograr un buen avistaje, especialmente de troncos y aves que permanecen en la orilla. Afinando la mirada se puede ver algún tucán y otras aves como el surucuá, el bailarín, arasarí, entre las más de 200 especies del lugar.

Tras una media hora, se llega a un sector donde el arroyo se ensancha y aparece el Iguazú superior en toda su amplitud. Tampoco es necesario remar con gran esfuerzo en el último tramo, ya que se viaja muy cerca de la costa y corriente abajo en un río generalmente de aguas rápidas.

Pese a su modesta superficie en comparación con los parques nacionales mencionados, Yacutinga cumple la función ambiental de no dejar brechas sin protección entre esas reservas, lo que garantiza la continuidad en el espacio de la vida natural protegida. Uno de los motivos que lleva a sus responsables a asegurar que la jungla tiene un cuidado aún mayor que en los dos parques nacionales Iguazú, es el bajo impacto turístico por decisión propia de recibir grupos reducidos en sus instalaciones, que incluyen pernotación.

 

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