Por Juan Carlos Vacca
Históricamente los defensores de las grandes empresas multinacionales, corporaciones, y principalmente las ligadas al negocio financiero, siempre pero siempre de una y mil formas, en períodos democráticos, llevaron a cabo sus planes económicos para imponer sus multimillonarias ganancias y privilegios. Para eso, no repararon en nada, suspensiones, despidos y represiones fueron y son sus métodos ante cualquier reclamo por mejores condiciones de trabajo y vida de los asalariados. También, invariablemente como un molde del siglo pasado, cuando ya no pueden mantener esa situación, recurren a los conocidos golpes de estado con la excusa de defender la “democracia”. Aquí y en distintos lugares del mundo apelan a eso. El más reciente fue el ocurrido en Bolivia. Después de agotadas esas experiencias (para seguir manteniendo dichos privilegios) pasaron a la ofensiva con los medios de comunicaciones y justicia afines a sus intereses. De esa manera, por ejemplo, en Brasil el ex presidente Lula, poco antes de las anteriores elecciones presidenciales acusado por “corrupción pasiva y lavado de dinero” fue encarcelado. El juez que lo condeno, posteriormente fue destituido de su cargo de ministro de Justicia por comprobarse que Lula no había cometido ningún delito. Eso le permitió al dirigente del Partido de los Trabajadores recuperar su libertad y así poder presentarse en el proceso electoral de este año, que, tras la segunda vuelta logra imponerse y ser así declarado electo presidente del país hermano.
Es digno destacar que (Luiz Inácio Lula da Silva) de origen negro, marginal, tornero metalúrgico y socialista, durante sus anteriores mandatos, logro entre otras cosas lo más importante de su gestión como fue SACAR DE LA POBREZA A MAS DE 40 MILLONES DE BRASILEÑOS.
Por todo lo anterior y por los que defendemos los derechos de los trabajadores perseguidos, desclasados y humillados, Viva el triunfo de Lula, Viva los Negros, Viva los Torneros y Viva el Socialismo.