CARTA A CARLOS ZULETA

Querido Carlos:

Lindo encuentro el de anoche en el teatro, ¿no es cierto?

Estábamos los viejos que aún quedamos y los nuevos, que siguen firmes. Como en aquel otro encuentro, cuando te cantamos A MI MANERA, para despedirte.

¡Si hasta Gonzalo estaba, (¡tan parecido a vos!), como en los viejos tiempos, cuando él, Maxi y Martín, daban vueltas por la sala y el escenario hasta caer rendidos entre patas o arriba del piano!

¿Quién iba a imaginarse, en aquellos tiempos, cuando, desde la precariedad del pequeño escenario del Teatro Parroquial donde estrenaste tu título de DIRECTOR, llegamos a nuestro amado UNIONE, que hoy, ese escenario donde hicimos realidad tantos sueños, llevaría tu nombre?

Y lo tenés merecido. Consecuente con tu vocación que descubriste junto a Nora Brie, allá lejos y hace tiempo, como integrante del grupo EL YUYAL, del Colegio Nacional, caminaste toda una vida por los caminos de escenarios, actores, luces, decorados, ensayos.
Sí, te lo tenés merecido, depositario de esta pasión que no se extingue, laburador incansable, compañero de tantas locuras, como EL ZOO DE CRISTAL de Tennesee Williams, EL MÉDICO A PALOS de Molière, LAS DE BARRANCO de Laferrère, ROMEO Y JULIETA de Shakespeare o VAMOS A CONTAR MENTIRAS de Passo, por nombrar algunas… ¡Volabas alto, che!

Anoche esos duendes locos que nos habitaron siempre y nos tomaron de la mano y nos llevaron al mágico mundo de los escenarios, tuvieron una fiesta. Y Patricia y Enrique supieron, con dignidad, ofrecerte el homenaje, que también te merecés, de poner en escena esa obra que dirigiste un rato antes de irte. Y supieron construir ese puente indispensable entre actor y espectador y entablaron ese diálogo vital y sostenido, que hizo que la sala entera se transportara hasta la oscura habitación de un hotel alojamiento y se iluminara con el diálogo de los dos personajes.

Quedáte tranquilo, amigo. En Dolores, esa chispa creadora que aparece cada vez que las luces de sala se apagan y las del escenario se encienden, está asegurada. En nombre de los que aún estamos y de los que siempre están presentes en nuestros corazones:

¡UN ABRAZO Y UN GRAN APLAUSO!

Susana Iturralde
(¿O tengo que firmar AMANDA, MARTINA, PEPA, NODRIZA, JULIA, como me bautizaste teatralmente?)

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