Se trata de una iniciativa desarrollada por Desarrollo Social en conjunto con autoridades de ese establecimiento. Los alumnos del curso de soldador básico se sumaron a esta propuesta solidaria.
La idea de ayudar a los más necesitados llevó a 13 alumnos del curso de soldador básico que brinda el Centro de Formación Profesional (CFP) 401 a sumarse a esta propuesta. Sin dudar dieron el sí a su profesor cuando escucharon la iniciativa que nació desde la Secretaría de Desarrollo Social. La meta es construir 3 estufas solidarias tipo salamandra en base a un modelo que incorpora, además del hierro, ladrillos interiores para mantener la temperatura interior del artefacto.
El municipio aporta los materiales, los chicos la mano de obra y el profesor hace la verificación de cada uno de los pasos. El trabajo en equipo y los controles de calidad ante cada soldadura hacen que las estructuras comiencen a tomar forma. La tarea es ardua y llevará semanas pero es una prueba piloto que servirá para las siguientes camadas de alumnos.
Emilio Kessler es el instructor a cargo y, en diálogo con División Prensa, explica que la respuesta por la afirmativa fue casi instantánea. “Empezamos a aprender juntos y esto nos genera entusiasmo porque los chicos vienen imaginándose el producto terminado. Nos trajeron los materiales, miramos los planos, hacemos los recortes, los ángulos y las soldaduras”, indicó.
Entre todos conforman binomios o trinomios para avanzar por partes. Unos sueldan, otros verifican cortes y otros puntean con el soldador. Ante todo, está la seguridad ya que, como si fueran una fábrica, hay encargados en verificar que se cumpla con la colocación de máscaras, lentes, guantes o audífonos.
Jorge Galilea y Martín Pérez son dos de los alumnos que, al brindar la entrevista reconocieron que el fin solidario los impulsa. También reconoce que esto da visibilidad al resto de los talleres que este centro de formación brinda. “Queremos que esto vaya a un hogar para que esté más calentito” sostiene Galilea.
El taller de la escuela industrial es en donde se dan estas clases con prácticas profesionalizantes y ambos alumnos afirman que “hay que perder el miedo” y acercarse para adquirir conocimientos. “Hay muy buenos docentes que nos escuchan y nos explica”, afirma Pérez.
En tanto la secretaria de Desarrollos Social, Nancy Jaureguiberry, indicó que la alternativa busca impulsar el futuro laboral de los alumnos. “Todo es una prueba piloto” explicó al tiempo que este emprendimiento puede llevar a que, en su futuro laboral como soldadores, este sea uno de los productos que fabriquen.
En tanto, la directora del CFP, Mariana Romano, anticipó que esto se trata de un trabajo de coordinación incipiente con el municipio ya que están abiertos a realizar tareas conjuntas con otras áreas y talleres para impulsar proyectos comunes.
El Centro de Formación Profesional tiene 120 participantes, alumnos desde los 16 años y para después de las vacaciones de invierno se sumarán cursos de Inglés para Turismo nivel 2 y Seguridad e Higiene Industrial.