EL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS UTILIZÓ ANOCHE SU OCTAVO Y ÚLTIMO DISCURSO DEL ESTADO DE LA UNIÓN FRENTE A LAS DOS CÁMARAS DEL CONGRESO PARA BRINDAR UN MENSAJE DE ESPERANZA PARA “LOS PRÓXIMOS CINCO, DIEZ AÑOS”.
En materia de política exterior el mandatario reivindicó el rol de líder mundial de Washington al afirmar que “la gente en el mundo no busca en Moscú o Beijing un liderazgo, nos mira a nosotros”, según transmitió en vivo el canal de noticias local NBC.
Luego, sostuvo que “en el mundo actual, no estamos amenazados por imperios malvados, sino por estados fallidos”, enmarcados en “conflictos milenarios en Medio Oriente” y llamó a “eliminar” a la milicia del Estado Islámico (EI), al mismo tiempo que pidió no ser la “policía del mundo”.
El mandatario criticó duramente a las voces más dramáticas y sostuvo que el EI “no amenaza la existencia nacional” de Estados Unidos, como muchos dirigentes dicen desde el año pasado, y advirtió que “los mensajes exagerados de que esta es la Tercera Guerra Mundial solamente benefician” a los yihadistas.
Obama no dedicó mucho tiempo de su discurso de casi una hora a América latina. Una de las pocas menciones que hizo fue a Cuba y el restablecimiento de relaciones diplomáticas negociada entre su gobierno y el de Raúl Castro.
“Si quieren mejorar nuestro liderazgo en el hemisferio, reconozcan que la Guerra Fría terminó, levanten el embargo contra Cuba”, sentenció el mandatario, ganándose el aplauso de gran parte de la bancada oficialista y el silencio unánime de la oposición republicana, mayoría hoy en las dos cámaras del Legislativo.
En un discurso apenas aplaudido por la mayoría republicana, que en varios de sus tramos pareció inaugurar la campaña electoral en ciernes, Obama reivindicó y defendió su gestión y dijo que “cualquiera que diga que la economía de Estados Unidos está en declive está pedaleando en el aire”, además de llamar a fortalecer las políticas sociales y defender la reforma de salud, su gran conquista política.
Pero esta vez el mandatario eligió volver a adoptar el tono, las fórmulas y el espíritu que hizo de su primera campaña presidencial en 2008 un hito en la historia del país.
Describió “la grandeza de Estados Unidos”, las cualidades del país “que causan envidia en el mundo” y cómo “superó una y otra vez las crisis”. Habló de la necesidad de trabajar por un cambio, de mirar al futuro y de involucrarse.
El opositor Partido Republicano, que controla ambas cámaras del Congreso desde las últimas elecciones de medio término, no demoró su respuesta y criticó que los hechos no se correspondan con la “elocuencia” y “el tono elevado de sus palabras”.
En una intervención televisada desde Columbia (Carolina del Sur) posterior al discurso de Obama, la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, fue la encargada de dar la primera réplica en la que -aunque reconoció que el mandatario “habló elocuentemente sobre grandes cosas” porque “saca lo mejor de sí cuando hace eso”, lamentó que su historial “haya quedado muy lejos del tono elevado de sus palabras”.
Por su parte, el presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, emitió un comunicado en el que lamentó que, tras siete años de presidencia de Obama, Estados Unidos sea “menos próspero, menos seguro y menos libre” y criticó los, a su juicio, “fracasos y promesas incumplidas” del mandatario estadounidense.
En inequívoco tono de campaña, también el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, quien presenció estoicamente todo el discurso de Obama sentado justo detrás de él, lamentó que, “como es habitual”, el gobernante “trató de dirigir las percepciones de la gente en lugar de enfrentarse a la realidad”.
“No tuvo una respuesta sobre cómo derrotar al Estado Islámico (EI). Si todo fuese tan bueno como él ha dicho que es, dos tercios de los estadounidenses no dirían que el país va por mal camino”, concluyó.
Finalmente, el aspirante a la nominación republicana y ex gobernador de Florida Jeb Bush aseguró que Obama “vive en un mundo aparte” si considera que Estados Unidos es hoy más seguro, y apuntó “al crecimiento del EI, las pruebas nucleares norcoreanas, el caso sirio y los talibanes en marcha”.
Al ofrecer su mensaje, por momentos y pese a las numerosas canas y las evidentes señales de desgaste que dejaron en su rostro los últimos siete años en la Casa Blanca, Obama volvió a hablar como el joven senador que enamoró al electorado estadounidense e inclusive al comité noruego del premio Nobel de la Paz con sus discursos inspiradores y sus promesas de cambio.
No mencionó a ninguno de los pre candidatos y evitó tomar posición en medio de la campaña que decidirá a su sucesor, aunque deslizó una crítica al favorito de la oposición republicana, el empresario multimillonario Donald Trump.
“Cuando algunos políticos insultan a musulmanes -incluidos nuestros propios ciudadanos-, cuando una mezquita es atacada, cuando un niño es insultado…está simplemente mal”, sostuvo el presidente estadounidense.
Mientras el mandatario hablaba, un grupo diverso de invitados siguió su discurso desde el palco de la primera dama.
Entre otros, se destacaban Refaai Hamo, un refugiado sirio recién arribado al país; Ryan Reyes, un activista surgido tras el ataque terrorista en San Bernardino, California, que lucha contra la discriminación y el odio; y Oscar Vazquez, un inmigrante mexicano que, tras llegar de pequeño y destacarse en sus estudios, logró recientemente la residencia legal.
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