La revelación fue hecha durante el segundo encuentro de desarrolladores del llamado Project Ara, que trabaja en esta tecnología, que básicamente permite que el teléfono se pueda desarmar en diferentes piezas para utilizar, renovar o repararlas de manera independiente, sin tener que cambiar el aparato completo.
El proyecto de Google permitirá que, a través de un marco estructural, módulos como la pantalla, el teclado, la batería o el procesador sean intercambiables y se puedan añadir o sustituir cuando el usuario lo crea oportuno.
La fórmula permitirá que cada usuario añada las herramientas que necesita, es decir, que cada módulo actuará como una pieza del celular inteligente que puede cambiarse de acuerdo con las necesidades concretas del usuario.
Google fabricará y venderá el armazón del teléfono así como módulos creados por fabricantes individuales que pueden ser agregados como piezas de Lego. Los módulos abarcarán desde una pantalla hasta una cámara o parlantes e incluso un podómetro, dependiendo de las necesidades de la gente.
Google señala que es demasiado pronto para decir cuánto costará el teléfono, pero podría ubicarse en un rango de u$s50 a u$s100.
La empresa se asociará con las operadoras Claro y Open Mobile para ofrecer el producto, el cual será vendido en tiendas independientes parecidas a camiones de expendio de comida, dijo Jessica Beavers, una ejecutiva de comercialización de Google.
Beavers señaló que se seleccionó a Puerto Rico en parte porque más de 90% de los hogares en la isla de casi 3,7 millones de habitantes utilizan teléfono celular, y 77% del acceso a internet se hace a través de dispositivos móviles.
El programa piloto está aún en desarrollo, pero Beavers señaló que visualiza que se abrirán tiendas primero en la capital San Juan, y después en Ponce, la segunda ciudad más grande de la isla. Eventualmente se abrirían tiendas en otras ciudades.
La compañía tuvo éxito con sus computadoras Chromebook, las cuales son laptops ligeras que requieren conexión a internet para tener acceso a la mayoría de los programas y otras características, pero depende de fabricantes externos para el producto. Ha tenido más dificultad para vender dispositivos que fabrica por su cuenta. Google Glass, sus anteojos conectados a internet, aún no llegaron al mercado masivo a más de dos años de su presentación a desarrolladores, y un reproductor digital llamado Nexus Q fue descartado pocos meses después de su presentación en 2012.